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miércoles, 31 de agosto de 2016

Cultura frente a la Gracia

No solo quiero recordar que los dones más preciosos del espíritu no compensan la pérdida de siquiera una porción del honor, sino que también afirmaré constantemente mi confianza inquebrantable en el principio de una actividad que jamás me ha defraudado, de una actividad que merece nos consagremos a ella más generosamente, más absolutamente, más locamente que en cualquier otro instante, por cuanto ella es la única que nos favorece, aunque sea muy de vez en cuando, con el resplandor transfigurador de una gracia que persisto en contraponer, desde todos los puntos de vista, a la gracia divina.

André Breton, Manifiestos del surrealismo, Visor Libros, Madrid, 2009, p. 13.


En este texto Breton no solo está revolviéndose contra la burguesía y los valores decimonónicos, sino contra la concepción cristiana de la gracia, que la Edad Contemporánea ha tratado de arrumbar. El pensamiento de Breton, padre del surrealismo, no se enfrenta solo a los valores burgueses decimonónicos, sino también a los cristianos, en un punto clave: la justificación del hombre por la gracia.
Ya que Breton contrapone una gracia "cultural" a la gracia divina en la que cree el cristianismo, es oportuno traer a colación un artículo del filósofo Gustavo Bueno en que afirma que el concepto de cultura contemporáneo es una secularización del concepto de gracia cristiano (particularmente católico). Escribe Bueno:

"la idea moderna de Cultura habrá tenido que ir sustituyendo las funciones que desempeñaba la idea de la Gracia, en cuanto opuesta a la de la Naturaleza. Los nuevos templos serán ahora salas de conciertos, el domingo, como día del Señor, se transformará, en el mejor caso, en día de la cultura. Las relaciones de la Cultura con la Naturaleza serán paralelas a las que con esta mantenía la Gracia, y las teorías para explicar una y otras tenderán a corresponderse". (Texto completo en El reino de la Cultura y el reino de la Gracia).

Me parece que el análisis de Bueno es muy agudo. No comparto todas sus afirmaciones, pero no voy a entrar ahora a discutirlas. Creo que la tesis de Bueno ayuda a entender la sacralización del arte, la conversión de museos y salas expositivas en una suerte de templos, la búsqueda de misterio en el arte por parte de una sociedad desacralizada... Y también lleva a pensar en las vanguardias como movimientos pseudoreligiosos. Toda revolución pretende acabar "de una vez" con el pecado original, y posee elementos dogmáticos, mesiánicos y proféticos propios del mundo religioso.

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