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miércoles, 21 de diciembre de 2016

Octavio Paz: Los hijos del limo

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El tema de la poesía moderna es doble: por una parte es un diálogo contradictorio con y contra las revoluciones modernas y las religiones cristianas; por la otra, en el interior de la poesía y de cada obra poética, es un diálogo entre analogía e ironía. El contexto donde se despliega este doble diálogo es otro diálogo: la poesía moderna puede verse como la historia de las relaciones contradictorias, hechas de fascinación y repulsión, entre las lenguas románicas y las germánicas, entre la tradición central del clasicismo grecolatino y la tradición de lo particular y lo bizarro representada por el romanticismo, entre la versificación silábica y la acentual.

En el siglo XX las vanguardias dibujan las mismas figuras que en el siglo anterior, sólo que en sentido inverso: el modernismo de los poetas angloamericanos es una tentativa de regreso a la tradición central de Occidente —precisamente lo contrario de lo que habían sido el romanticismo inglés y alemán—, mientras que el surrealismo francés extrema las tendencias del romanticismo alemán. El período propiamente contemporáneo es el del fin de la vanguardia y, con ella, de lo que desde fines del siglo XVIll se ha llamado arte moderno. Lo que está en entredicho, en la segunda mitad de nuestro siglo, no es la noción de arte, sino la noción de modernidad.

viernes, 16 de diciembre de 2016

Después de la era gloriosa del positivismo ; después de las profundas análisis, […], ha llegado la hora de las inducciones, […] ; la hora de traducir en normas de vida todos los reportajes embarazosos y prolijos de los sabios ; la hora en que el eruditismo ha de resolverse en intuición, y la mirada, herida aún de la miopía de los microscopios o la presbicia de los telescopios, […] ha de sondear también el imperio de las razones supremas y los fines recónditos de la vida.

Gabriel Alomar: Futurismo.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Revolución artística

Las vanguardias artísticas del primer tercio del siglo XX fueron una revolución. Una revolución no supone una transición progresiva de una época a otra, como ha sucedido en la mayor parte del devenir histórico, sino una transición violenta. Los pasos de la edad arcaica a la clásica y de esta a la helenística en la Grecia antigua no fueron revolucionarios; ni el cambio de la Edad antigua a la media y de la media a la moderna; ni del Renacimiento al barroco... La revolución, stricto sensu es un invento de la Edad Contemporánea, siendo la Revolución francesa y la bolchevique los paradigmas principales de tal rápido y violento proceso.

Toda revolución se opone a una situación establecida, pero lo hace de un modo brusco. Una praxis revolucionaria no se asienta en el humanismo renacentista de raigambre grecolatina, movimiento que confía en el poder regenerador de la educación, sino más bien en la filosofía moderna, racionalista y empirista, que fomentó una lectura matemática y una praxis experimental del mundo, lo cual conlleva, a mi parecer, una pérdida de humanidad, ya que la búsqueda de lo claro y distinto aspira a comprehender todo, también lo humano, y no solo a comprenderlo. Comprehender, abarcar, a un ser inteligente, amante, creativo, como el ser humano, more geometrico conduce a un reduccionismo, a una fragmentación de lo humano.

Las estrategias revolucionarias son más deudoras, a mi juicio, también de la Ilustración, movimiento deseoso de iluminar las tinieblas, de divulgar, creedor en la eficacia de la acción inmediata. (Esto no significa que la única opción ilustrada sea la revolucionaria; piénsese por ejemplo en el reformismo anglosajón).
Las revoluciones dan la impresión de querer romper con todo el pasado, pero en realidad suelen oponerse más bien al estado inmediatamente anterior y contemporáneo, que es el que se conoce y que normalmente no ha sido "el de siempre". En concreto, el mundo con el que quieren romper las vanguardias artísticas y literarias de comienzos del siglo XX es el de la burguesía mercantilista del XIX. Ahora bien, el siglo XIX fue vástago de la Edad contemporánea, contrapuesto al llamado antiguo régimen. Esa primera revolución decimonónica sustituyó, en apretada síntesis, el autoritarismo monárquico por el más impersonal pero no menos autoritario autoritarismo del Estado; el universalismo cristiano por el nacionalismo; la religión por la ciencia; la aristocracia, con su artificio de lo heroico, con su código de honor, por una burguesía capitalista, -a las que se enfrenta el marxismo-, cuyo colonialismo se repartió el mundo, que había sustituido la aspiración a la nobleza de la burguesía medieval por la búsqueda del beneficio económico como principal objetivo.

Esta etapa de fe en la ciencia, de efervescencia nacionalista, de capitalismo, de colonialismo, de desarrollo tecnológico va a culminar con el desastre de la Primera Guerra Mundial.
Entonces las vanguardias se alzan contra el arte y la literatura anterior, decimonónicos. Y lo hacen de un modo violento, rupturista. Desean un cambio y lo desean ya. Pero se oponen a lo anterior discurriendo de ordinario por semejantes vías cientificistas, tecnológicas, matemáticas, estatalistas... Las vanguardias aspiran a destruir la herencia precedente con instrumentos procedentes de la etapa anterior o son su corolario: progresivo peso del Estado, desarrollo de la ciencia y de la técnica, deshumanización de la sociedad de masas. No es casual que tras la Primera Guerra Mundial surjan estados totalitarios como el soviético, el nazi o el fascista.

Puede concluirse igualmente que las vanguardias significan la culminación de algunos principios del romanticismo alemán: la exaltación de la emoción sobre la razón, del sueño sobre la vigilia, del pueblo, la nación y la lengua; el elogio del fragmento sobre el todo; del fieri sobre el factum. Creatividad frente a mímesis; autonomía frente a heteronomía.

Examinar los tres principales movimientos intelectuales de la Edad Moderna es útil para comprender cualquier aspecto cultural contemporáneo, también las vanguardias:

a) Humanismo. Confianza en la razón y en la lengua. Diálogo como método y como género. Corpus abierto de ideas antropocéntricas no cerradas a la trascendencia.

b) Filosofía moderna. Confianza en la razón matemática y en la experimentación. Tratado como método. Sistemas cerrados en sí mismos y a lo trascendente.

c) Ilustración. Confianza en la acción inmediata. Enciclopedia, ensayo, periódico como órganos de difución. Programas de acción beligerantes con la monarquía, la aristocracia, la Iglesia.

Poco atisbamos del humanismo en las vanguardias. De la filosofía moderna en cambio procede su confianza en la razón matemática y en la experimentación; y la sucesión de "sistemas" artísticos cerrados, individualistas. De la Ilustración toma casi todo: la confianza en la acción inmediata, el afán de divulgación, su connivencia con la prensa, su gusto por el manifiesto, su beligerancia, su ruptura con lo establecido, su esnobismo (sine nobilitate), su iconoclastia.



Man Ray - Noire et blanche, 1926

lunes, 31 de octubre de 2016

La metáfora

La lengua humana es capaz de expresar conceptos literales: "abrimos los sábados por la tarde" y conceptos figurados: "nos hemos derrumbado". Figurado aquí significa que "derrumbado" equivale a
precipitar, despeñar, derribar, demoler una construcción o parte de ella; y, sin embargo, en la frase precedente no se ha empleado derrumbar con ese sentido preciso. ¿Quiere esto decir que la frase es engañosa? No, sino que el ser humano es capaz de decir cosas mediante palabras que no significan literalmente lo que se está queriendo decir. El hombre juega con las palabras y con las frases para multiplicar indefinidamente su capacidad para expresar sus ideas, sus decisiones, sus emociones. El hombre emplea palabras sin estar esclavizado por ellas.
No podemos derrumbarnos como un edificio porque no somos un edificio, pero podemos decir que nos hemos derrumbado para expresar un hundimiento psicológico profundo. La metáfora no es un mero sinónimo. Va más lejos. En este ejemplo, "derrumbarse" añade un dramatismo particular a la expresión de un estado de ánimo abatido. El "derrumbe" implica una aparatosidad, velocidad, daño, etcétera, singular.

El lenguaje humano posee una enorme carga metafórica, la metáfora es moneda común en la lengua, hasta el punto de que muchas de ellas están lexicalizadas. Cuando decimos "nos hemos derrumbado", no nos percatamos de que estamos utilizando una metáfora, porque se ha hecho de uso común. Al oír "se le hizo la boca agua", no reparamos en que literalmente la boca no se le licuó, pero entendemos perfectamente lo que se quiso decir. La lengua es esencialmente comunicativa y habitualmente cumple esa función.

Que la lengua humana posea una importante carga metafórica no significa que todo sea metáfora, que nada exprese lo que literalmente expresa. Aunque existen metáforas profundas y metáforas superficiales, no todo es estrictamente metafórico, como la antedicha frase "abrimos los sábados por la tarde".

Ahora bien. si la metáfora abunda en la lengua común, más lo hace en la literaria, porque la literatura es un discurso vuelto sobre sí mismo, presumido, que desea ser mirado y no solo comunicar un mensaje. La literatura, en sentido amplio, -incluyo textos no de estricta ficción-, busca la expresión con estilo, embellecida y desarrolla al máximo la capacidad expresiva del lenguaje. Si esto ocurre así en la literatura en general, sucede más en la poesía, donde se produce una intensificación de la expresividad. Dice Ezra Pound, El ABC de la lectura, Fuentetaja, Madrid, 2000, p. 43: "La poesía es la forma más concentrada de toda expresión verbal".

Un poeta es un hacedor de metáforas. No se limita a reproducir metáforas comunes ni metáforas literarias de otros. Probablemente Antonio Machado creó ex novo la metáfora "melena de campana" para referirse al yugo o contrapeso de madera "armazón de madera unida a la campana que sirve para voltearla" en su poema Al olmo viejo; e igualmente Miguel Hernández hizo algo nuevo cuando escribió "no hay extensión más grande que mi herida" en su Elegía a Ramón Sijé.

Hay poemas intensamente metafóricos como este:

En tanto que de rosa y d’azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;
  y en tanto que’l cabello, que’n la vena      5
del oro s’escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
  coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que’l tiempo airado     10
cubra de nieve la hermosa cumbre.
  Marchitará la rosa el viento helado.
todo lo mudará la edad ligera

por no hacer mudanza en su costumbre.

donde es metáfora más de la mitad del poema:

En tanto que de rosa y d’azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;
  y en tanto que’l cabello, que’n la vena      5
del oro s’escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
  coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que’l tiempo airado     10
cubra de nieve la hermosa cumbre.
  Marchitará la rosa el viento helado.
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.

Contrastemos el sentido literal y el figurado:


Soneto de Garcilaso
Sentido literal

En tanto que de rosa y d’azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
con clara luz la tempestad serena;


Mientras vuestro rostro se aparezca de color rosa claro y vuestra mirada atractiva y recatada domine los impulsos de quienes te miran;
  y en tanto que’l cabello, que’n la vena     
del oro s’escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:

y mientras tu cabello, rubio y largo, se mueva alrededor de tu hermoso cuello:
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que’l tiempo airado    
cubra de nieve la hermosa cumbre.
disfrutad de los goces de la juventud antes de que tu cabeza se llene de canas.
  Marchitará la rosa el viento helado.
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
Tu belleza juvenil pasará. El tiempo, como hace siempre, la trastocará.

Pero el hecho de que las lenguas se muevan entre el lenguaje literal y el figurado (metafórico), y de que en la literatura y, particularmente, en la poesía, suela reinar el figurado, no significa que sin metáfora no haya poesía, pues los poemas no lo son solo por su contenido, sino también por la forma: el ritmo, la musicalidad. Así, en el siguiente poema de Anacreonte, poeta griego que vivió entre los siglos VI y V antes de Cristo, se aborda la misma cuestión del paso del tiempo que hemos visto en el soneto de Garcilaso, pero esta vez sin apenas metáforas:

Canosas están mis sienes, blanca mi cabeza; ha huido de mí la juventud graciosa, están viejos mis dientes, y de la dulce vida me queda ya poco tiempo. Por eso lloro muchas veces, temeroso del Tártaro; pues es terrible el abismo del Hades y dolorosa es la bajada hasta él: es bien cierto que el que baja no sube.[1]

La traducción de este poema, en prosa, no nos permite percibir el ritmo y la musicalidad del texto original. Domina el sentido literal de las palabras sobre el figurado, pero es poesía porque predomina lo bello sobre lo útil, el pensamiento sobre la mera comunicación...

La metáfora es medular en el lenguaje humano y particularmente en el literario. Todo estudio literario ha de contar con la metáfora.




[1] Rodríguez Adrados, F., Lírica griega arcaica, Gredos, Madrid, 1986, p. 411.



L'Homme au chapeau melon, 1964

Distinción entre metáfora e imagen de Luis Cernuda (Estudios sobre poesía española contemporánea, 129-130).


jueves, 1 de septiembre de 2016

¿Por qué la metáfora?

Las lenguas humanas muestran una capacidad combinatoria extraordinaria. En el plano fonético, unas decenas de fonemas (abstracción de sonidos) permiten la formación de millones de palabras. En los planos morfológico y sintáctico, un número limitado de morfemas y de reglas sintácticas permiten un ilimitado número de discursos.
A este uso inteligente de número tan limitado de elementos, se suma el poder de la metáfora. Por si fuera escaso el número de palabras (muy abultado) y de frases posibles (ilimitado), el ser humano es capaz de expresar conceptos, de emitir juicios y de desarrollar razonamientos estableciendo parangones disímiles. Esto es, "las perlas de tu boca" indica una semejanza, pues dientes y perlas son pequeños y blancos. Pero a un tiempo hay una desemejanza, pues perlas y dientes son objetos diferentes. Pues bien, los seres humanos podemos usar las diferencias como instrumento de intelección, de proyección, de emoción.


La metáfora abunda en el carácter metafísico del hombre. El hombre es un cuerpo físico y vive en un medio físico, pero no está constreñido por la física. La lengua humana se expresa mediante sonidos que además pueden dibujarse (escribirse). Tanto los sonidos como los dibujos pueden ser medidos físicamente, sin embargo, cuando oímos o vemos palabras de una lengua conocida, no percibimos primariamente el ruido o el dibujo, sino el sentido.Y el sentido no es objeto de la física.
Si esto es así tan solo desde el punto de vista lingüístico, cuando analizamos la distinción entre sentido literal y sentido figurado y la capacidad metafórica del lenguaje, el índice de metafisicidad sube muchos enteros.
¿Para qué sirve la metáfora? Juan Pablo II en Dives in misericordia 3 afirma que las parábolas "expresan mejor la esencia misma de las cosas". Una parábola no es estrictamente una metáfora, pero es un relato de la misma especie, pues explica una realidad desde una ficción. ¿No es una ficción llamar perlas a los ojos? ¿La metáfora es más aguda que la no metáfora?

He aquí un texto lúcido de Alberto Manguel: Vicios solitarios. Lecturas, relecturas y otras cuestiones éticas, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Madrid, 2004, pág. 57.


miércoles, 31 de agosto de 2016

Cultura frente a la Gracia

No solo quiero recordar que los dones más preciosos del espíritu no compensan la pérdida de siquiera una porción del honor, sino que también afirmaré constantemente mi confianza inquebrantable en el principio de una actividad que jamás me ha defraudado, de una actividad que merece nos consagremos a ella más generosamente, más absolutamente, más locamente que en cualquier otro instante, por cuanto ella es la única que nos favorece, aunque sea muy de vez en cuando, con el resplandor transfigurador de una gracia que persisto en contraponer, desde todos los puntos de vista, a la gracia divina.

André Breton, Manifiestos del surrealismo, Visor Libros, Madrid, 2009, p. 13.


En este texto Breton no solo está revolviéndose contra la burguesía y los valores decimonónicos, sino contra la concepción cristiana de la gracia, que la Edad Contemporánea ha tratado de arrumbar. El pensamiento de Breton, padre del surrealismo, no se enfrenta solo a los valores burgueses decimonónicos, sino también a los cristianos, en un punto clave: la justificación del hombre por la gracia.
Ya que Breton contrapone una gracia "cultural" a la gracia divina en la que cree el cristianismo, es oportuno traer a colación un artículo del filósofo Gustavo Bueno en que afirma que el concepto de cultura contemporáneo es una secularización del concepto de gracia cristiano (particularmente católico). Escribe Bueno:

"la idea moderna de Cultura habrá tenido que ir sustituyendo las funciones que desempeñaba la idea de la Gracia, en cuanto opuesta a la de la Naturaleza. Los nuevos templos serán ahora salas de conciertos, el domingo, como día del Señor, se transformará, en el mejor caso, en día de la cultura. Las relaciones de la Cultura con la Naturaleza serán paralelas a las que con esta mantenía la Gracia, y las teorías para explicar una y otras tenderán a corresponderse". (Texto completo en El reino de la Cultura y el reino de la Gracia).

Me parece que el análisis de Bueno es muy agudo. No comparto todas sus afirmaciones, pero no voy a entrar ahora a discutirlas. Creo que la tesis de Bueno ayuda a entender la sacralización del arte, la conversión de museos y salas expositivas en una suerte de templos, la búsqueda de misterio en el arte por parte de una sociedad desacralizada... Y también lleva a pensar en las vanguardias como movimientos pseudoreligiosos. Toda revolución pretende acabar "de una vez" con el pecado original, y posee elementos dogmáticos, mesiánicos y proféticos propios del mundo religioso.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Poesía española de vanguardia

Poesía de la vanguardia española (Antología)
Edición de Germán Gullón
Taurus, Madrid, 1981.

Los precursores

José Moreno Villa

"Muerte y vida"

El silencio es un cadáver, Jacinta.
La nostalgia es un cadáver, Jacinta.
Quiero mostrarte todos los cadáveres
y luego barrerlos, quemarlos con solo una voz viva.

Todos arrastramos cadáveres;
el mayor, la rutina.
Pero qué don tan grande,
qué don tan inconmensurable, Jacinta
el de hacer, el de presentar un organismo
al certamen sin término de la vida.

(Jacinta la Pelirroja, 1929)


"Cuadro cubista"

Aquí te pongo, guitarra,
en el fondo de las aguas
marinas, cerca de un ancla.
¿Qué más da
si aquí no vas a sonar?
y vas a ser compañera
de mi reloj de pulsera
que tampoco ha de marcar
si es hora de despertar.
Vas a existir para siempre
con la cabra sumergida,
la paloma que no vuela,
y el bigote del suicida.
Tiéndete bien, entra enferma,
sostén tu amarillo pálido
y tu severa caoba;
conserva bien las distancias
o busca la transparencia.
Lo demás no me hace falta.

(Jacinta la Pelirroja, 1929)

Ilustraciones

Los independientes


Antonio Espina

RÉQUIEM

                                                    Al amigo X.

En el féretro negro te vas. Creo que haces bien.
Mi intimo fuiste, eres y probablemente serás
que no es mucho ser. ¿Qué color tuvo nuestra amistad?
Yo no lo sé.

Hubo en eso algo de juvenil buena fe,
el calor de la hora aburrida y el tedio conjunto,
la tiranía del rato, el naipe y el asueto,
la taza de café.

Nos queríamos tan mal, que nos queríamos bien.
No pudiendo ser esclavo o amo te quedaste en amigo,
que es el último grado dentro de lo afectivo,
El paripé del corazón, ¡Psche!

Realmente fuiste tan distinto, que no sé,
que no me explico qué pudo forjar nuestra simpatía.
Debió ser el demonio de la misantropia
o el no saber qué hacer.

Hoy has dimitido de la vida; muy bien.
Procura ingresar en la oposición celeste.
Pero mejor te deseo el sueño de la Muerte.
Adiós. Amén.

 libro de Andrés Ortega Garrido sobre la tradición clásica y las vanguardias.
http://www.udc.gal/tempo/cuestions20/index.htm
http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/3378/3557


Mauricio Bacarisse

Junio


¡Bajo el cangrejo de estrellas se extasiarán las llanuras!
Hacen fecundas promesas a las campiñas los soles;
en los sidéreos trigales lucen espigas maduras
y en el agro hay una roja constelación de ababoles.
  
El guadañil que hace siega en matemáticas puras,
como Copérnico o Newton igual que dos girasoles
dirigirá sus pupilas hacia algebraicas lecturas
en los cielos recamados que giran cual facistoles.

 Todo el misterio de Eleusis ondula en los amarillos
campos humildes al son de albogues y caramillos;
modulaciones gozosas de un hierofante jocundo.

  
 Una oración balbucean los tartamudos cuclillos
y anaxagóricamente la glosan múltiples grillos...
¡Pasa un deleite de ciencia por la vagina del mundo!

                                                   (El esfuerzo, 1917)


Pedro Garfias

Tormenta

Un aeroplano monstruo bufa sobre la noche
Y el viento me golpea con sus dos puños.
Las almas de los muertos olvidados
danzan sobre los hilos telegráficos.
Y el aviador dispara
su pistola automática.
Noche aún.
                  Pero el día ya fuerza sus ventanas.
Explotó el polvorín del campamento,
y un cuervo enloquecido
va arrancando girones de cielo con el pico.
Hay pájaros absortos
sobre las nubes rápidas.
Al pasar sobre mí
la noche me ha azotado con sus alas.

                                                             (Grecia, 1919)


Juan Las

POEMA CREPUSCULAR


El sol, vuelto de espaldas,
Lanza puñales de oro
A los espejos de la mañana.

                                   Las arañas viajeras
                                   Cuelgan chales de sombra
                                   En las espaldas de las mujeres
                                   Que visten trajes de cola.

Las locomotoras viudas
Gritan con sus gargantas ebrias
De haber bebido el éter de los adioses

                                    Mientras en todas las ventanas
                                    El pavo real de los incendios
                                    Abre sus ojos tornasoles.
                               
Los niños en el arroyo
Para sus madres pobres
Recogen el último oro.

                                     Las estrellas rompen el negro
                                     Cascarón de los telescopios
                                     Y la luna, otoñal, esparce
                                     Sus hojas secas sobre todo.

                                                                    (Grecia, 1919)



Gerardo Diego

Angelus:

A Antonio Machado


Sentado en el columpio
el ángelus dormita

Enmudecen los astros y los frutos

Y los hombres heridos
pasean sus surtidores
como delfines líricos

Otros más agobiados
con los ríos al hombro
peregrinan sin llamar en las posadas

La vida es un único verso interminable 


Nadie llegó a su fin
Nadie sabe que el cielo es un jardín

Olvido

El ángelus ha fallecido


Con la guadaña ensangrentada
un segador cantando se alejaba

                                                   (Imagen, 1922)

 BANDEJA
                                                        Nada más                             Dejar la cabeza                             sobre la mesilla Y dormir con el sueño de Holofernes
(Imagen 1922)






Surrealismo

Vicente Aleixandre

FORMAS SOBRE EL MAR
  Como una canción que se desprende
de una luna reciente
blandamente eclipsada por el brillo de una boca.
Como un papel ignorado
que resbala hacia túneles
precisamente en un sueño de nieves.
Como lo más blanco o más querido.
Así camina el vago clamor de sombra o amor
Como la dicha.

  Vagamente cabezas o humo,
ese abandonarse a la capacidad del sueño,
con flojedad aspira al cenit sin esfuerzo,
pretendiendo desconocer el valor de las contracciones.

  Si me lamento,
si lloro como un traje blanco,
si me abandono al va y ven de un viento de dos metros,
es que indudablemente desconozco mi altura,
el vuelo de las aves
y esa piel desprendida que no puede ya besarse más que en pluma.

  Oh, vida.
La luciérnaga muda,
ese medir la tierra paso a paso,
está lleno de conciencia
de espiras, de anillos o de sueño
(es lo mismo),
está lleno de inmóvil para lo que está prohibido un corazón.

  Clavos o arpones,
canciones de los polos,
hielos de Islandia o focas esperadas,
debajo por la piel que no duele y enfría,
no impide el sentir,
el ver dibujo,
el ver corales lentos transcurrir como sangre,
como respuesta,
como presentimiento de formas sobre el mar.

  ¿Son almas o son cuerpos?
Son lo que no se sabe.
Esas fronteras deshechas de tocarse las dos filas de dientes,
ese contacto de dos cercanías
que tan pronto es el mar
como es su sombra erguida,
como es sencillamente la mudez de dos labios.

  Así el mundo es entero,
el mundo es lo no partido,
lo que no puede separar ni el calor
(que ya es decir),
lo que es únicamente no atender a lo urgente,
conservar bajo cáscara cataratas de estancia,
de quietud o sentido,
mientras pasa ya el tiempo como nuez,
como lo que ha desalojado el mar súbito a besos,
como los dos labios a plomo
triste a luces o nácar bajo esteras.

(Espadas como labios, 1930-1931).

martes, 23 de agosto de 2016

Análisis metafórico del corpus

Poesía de la vanguardia española (Antología)
Edición de Germán Gullón
Taurus, Madrid, 1981.

Los precursores

José Moreno Villa

"Muerte y vida"

El silencio es un cadáver, Jacinta.
La nostalgia es un cadáver, Jacinta.
Quiero mostrarte todos los cadáveres
y luego barrerlos, quemarlos con solo una voz viva.

Todos arrastramos cadáveres;
el mayor, la rutina.
Pero qué don tan grande,
qué don tan inconmensurable, Jacinta
el de hacer, el de presentar un organismo
al certamen sin término de la vida.

(Jacinta la Pelirroja, 1929)

Metáforas puras: el silencio es un cadáver; la nostalgia es un cadáver. Otra metáfora: voz que barre y quema los cadáveres. El mayor cadáver es la rutina. La vida es un certamen sin término: metáfora vieja: "militia est vita hominis super terram" (Libro de Job).
El poema es un canto a la acción poética (voz) frente al silencio. Se propugna un cambio: no mirar al pasado (nostalgia), sacudirse la rutina.

"Cuadro cubista"

Aquí te pongo, guitarra,
en el fondo de las aguas
marinas, cerca de un ancla.
¿Qué más da
si aquí no vas a sonar?
y vas a ser compañera
de mi reloj de pulsera
que tampoco ha de marcar
si es hora de despertar.
Vas a existir para siempre
con la cabra sumergida,
la paloma que no vuela,
y el bigote del suicida.
Tiéndete bien, entra enferma,
sostén tu amarillo pálido
y tu severa caoba;
conserva bien las distancias
o busca la transparencia.
Lo demás no me hace falta.

(Jacinta la Pelirroja, 1929)

Personificación de la guitarra. Suma de elementos inconexos: "reloj de pulsera", "cabra sumergida", "paloma que no vuela", "bigote del suicida". Ahora bien, podemos hacer asociaciones: la guitarra, el reloj y el bigote son objetos personales; la cabra y la paloma son animales; sumergida, no vuela y suicida son rasgos negativos o de muerte.
Poema de lo absurdo y de la negatividad.

Ilustraciones

Los independientes


Antonio Espina

RÉQUIEM

                                                    Al amigo X.

En el féretro negro te vas. Creo que haces bien.
Mi intimo fuiste, eres y probablemente serás
que no es mucho ser. ¿Qué color tuvo nuestra amistad?
Yo no lo sé.

Hubo en eso algo de juvenil buena fe,
el calor de la hora aburrida y el tedio conjunto,
la tiranía del rato, el naipe y el asueto,
la taza de café.

Nos queríamos tan mal, que nos queríamos bien.
No pudiendo ser esclavo o amo te quedaste en amigo,
que es el último grado dentro de lo afectivo,
El paripé del corazón, ¡Psche!

Realmente fuiste tan distinto, que no sé,
que no me explico qué pudo forjar nuestra simpatía.
Debió ser el demonio de la misantropia
o el no saber qué hacer.

Hoy has dimitido de la vida; muy bien.
Procura ingresar en la oposición celeste.
Pero mejor te deseo el sueño de la Muerte.
Adiós. Amén.

Metáforas: color de la amistad, calor de la hora, tiranía del rato, paripé del corazón, demonio de la misantropía, dimitido de la vida, sueño de la Muerte.
Subversión: elegía despegada. Ausencia de dolor.


Mauricio Bacarisse

Junio


¡Bajo el cangrejo de estrellas se extasiarán las llanuras!
Hacen fecundas promesas a las campiñas los soles;
en los sidéreos trigales lucen espigas maduras
y en el agro hay una roja constelación de ababoles. (amapolas)
  
El guadañil que hace siega en matemáticas puras,
como Copérnico o Newton igual que dos girasoles
dirigirá sus pupilas hacia algebraicas lecturas
en los cielos recamados que giran cual facistoles.








guadañil

1. m. Segador que utiliza la guadañay más particularmente el que siega el heno.







recamado

Del part. de recamar.
1. m. Bordado de realce.







facistol

Del occit. ant. faldestol, y este del franco *faldistôl 'sillón plegable'; cf. a. al. ant. faldan'plegar' y stoul 'sillón', 'trono'.
1. m. Atril grande en que se ponen el libro o libros para cantar en la iglesia y que,en el caso del que sirve para el corosuele tener cuatro caras que permiten colocarvarios volúmenes.

 Todo el misterio de Eleusis ondula en los amarillos
campos humildes al son de albogues y caramillos;
modulaciones gozosas de un hierofante jocundo.

albogue

Del ár. hisp. albúq, y este del ár. clás. būq.
1. m. Especie de flauta simple y rústicao doble y de mayor complejidad de forma,generalmente de maderacaña o cuernopropia de juglares y pastoresU. m. en pl.







caramillo1

Del lat. calamellus 'cañita'.

1. m. Flautilla de cañamadera o huesocon sonido muy agudo.







hierofante

Del lat. hierophantes, y este del gr. ἱεροφάντης hierophántēs.
1. m. Sacerdote de Eleusis, en Grecia, que presidía la celebración de los misteriossagrados.

2. m. Maestro de nociones recónditas.
  
 Una oración balbucean los tartamudos cuclillos
y anaxagóricamente la glosan múltiples grillos...
¡Pasa un deleite de ciencia por la vagina del mundo!

                                                   (El esfuerzo, 1917)
Todo es metáfora.


Pedro Garfias

Tormenta

Un aeroplano monstruo bufa sobre la noche
Y el viento me golpea con sus dos puños.
Las almas de los muertos olvidados
danzan sobre los hilos telegráficos.
Y el aviador dispara
su pistola automática.
Noche aún.
                  Pero el día ya fuerza sus ventanas.
Explotó el polvorín del campamento,
y un cuervo enloquecido
va arrancando girones de cielo con el pico.
Hay pájaros absortos
sobre las nubes rápidas.
Al pasar sobre mí
la noche me ha azotado con sus alas.

                                                             (Grecia, 1919)

bufar. 1. intr. Dicho de un animalespecialmente de un toro o de un caballoResoplar conira y furor.


Juan Las

POEMA CREPUSCULAR


El sol, vuelto de espaldas,
Lanza puñales de oro
A los espejos de la mañana.

                                   Las arañas viajeras
                                   Cuelgan chales de sombra
                                   En las espaldas de las mujeres
                                   Que visten trajes de cola.

Las locomotoras viudas
Gritan con sus gargantas ebrias
De haber bebido el éter de los adioses

                                    Mientras en todas las ventanas
                                    El pavo real de los incendios
                                    Abre sus ojos tornasoles.
                             
Los niños en el arroyo
Para sus madres pobres
Recogen el último oro.

                                     Las estrellas rompen el negro
                                     Cascarón de los telescopios
                                     Y la luna, otoñal, esparce
                                     Sus hojas secas sobre todo.

                                                                    (Grecia, 1919)







tornasol

De or. inc.
1. m. girasol (‖ planta).

2. m. Cambiantereflejo o viso que hace la luz en algunas telas o en otras cosasmuy tersas.



Gerardo Diego

Angelus:

A Antonio Machado


Sentado en el columpio
el ángelus dormita

Enmudecen los astros y los frutos

Y los hombres heridos
pasean sus surtidores
como delfines líricos

Otros más agobiados
con los ríos al hombro
peregrinan sin llamar en las posadas

La vida es un único verso interminable 


Nadie llegó a su fin
Nadie sabe que el cielo es un jardín

Olvido

El ángelus ha fallecido


Con la guadaña ensangrentada
un segador cantando se alejaba

                                                   (Imagen, 1922)







surtidor, ra

1. adj. Que surte (‖ provee). U. t. c. s.
2. m. Chorro de agua que brota o saleespecialmente hacia arriba.

3. m. Bomba que extrae de un depósito subterráneo de gasolina la necesaria pararepostar a los vehículos automóviles.


 BANDEJA
                                                        Nada más                             Dejar la cabeza                             sobre la mesilla Y dormir con el sueño de Holofernes
(Imagen 1922)










cariar
 
De caries.
Conjug. c. enviar.
1. tr. Corroerproducir caries en un dienteU. m. c. prnl.

Surrealismo

Vicente Aleixandre


FORMAS SOBRE EL MAR
  Como una canción que se desprende
de una luna reciente
blandamente eclipsada por el brillo de una boca.
Como un papel ignorado
que resbala hacia túneles
precisamente en un sueño de nieves.
Como lo más blanco o más querido.
Así camina el vago clamor de sombra o amor
Como la dicha.

  Vagamente cabezas o humo,
ese abandonarse a la capacidad del sueño,
con flojedad aspira al cenit sin esfuerzo,
pretendiendo desconocer el valor de las contracciones.

  Si me lamento,
si lloro como un traje blanco,
si me abandono al va y ven de un viento de dos metros,
es que indudablemente desconozco mi altura,
el vuelo de las aves
y esa piel desprendida que no puede ya besarse más que en pluma.

  Oh, vida.
La luciérnaga muda,
ese medir la tierra paso a paso,
está lleno de conciencia
de espiras, de anillos o de sueño
(es lo mismo),
está lleno de inmóvil para lo que está prohibido un corazón.

  Clavos o arpones,
canciones de los polos,
hielos de Islandia o focas esperadas,
debajo por la piel que no duele y enfría,
no impide el sentir,
el ver dibujo,
el ver corales lentos transcurrir como sangre,
como respuesta,
como presentimiento de formas sobre el mar.

  ¿Son almas o son cuerpos?
Son lo que no se sabe.
Esas fronteras deshechas de tocarse las dos filas de dientes,
ese contacto de dos cercanías
que tan pronto es el mar
como es su sombra erguida,
como es sencillamente la mudez de dos labios.

  Así el mundo es entero,
el mundo es lo no partido,
lo que no puede separar ni el calor
(que ya es decir),
lo que es únicamente no atender a lo urgente,
conservar bajo cáscara cataratas de estancia,
de quietud o sentido,
mientras pasa ya el tiempo como nuez,
como lo que ha desalojado el mar súbito a besos,
como los dos labios a plomo
triste a luces o nácar bajo esteras.

(Espadas como labios, 1930-1931).

Poema de Juan Larrea en Grecia

Yo   
que ayudé a bien morir las olas en tu nuca
y descorché volcanes sobre tus días expósitos
postulo ahora
un póstumo calor de los ahorcados
que cuelgan de mi vida
como frutos afónicos.
Es ya tarde
y aún no suena la diana de sus cuernos
el arco iris
en su concha guarnecido.
Sin embargo
el diluvio termina en este instante.
Todos los hombres se han ahogado
sobre los lechos flotan los cadáveres.