Después de la era gloriosa del positivismo ; después de las profundas análisis, […], ha llegado la hora de las inducciones, […] ; la hora de traducir en normas de vida todos los reportajes embarazosos y prolijos de los sabios ; la hora en que el eruditismo ha de resolverse en intuición, y la mirada, herida aún de la miopía de los microscopios o la presbicia de los telescopios, […] ha de sondear también el imperio de las razones supremas y los fines recónditos de la vida.
Gabriel Alomar: Futurismo.
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